Dame un beso
El beso es la culminación de una emoción, la parte figurativa de la sensación. Cuando es una vibración positiva nos pone en contacto con nuestra faceta mas sociable, aquella que antepone el bienestar de los demás al nuestro propio, quizás es que el amor sea una carga de profundidad ante el instinto de supervivencia, anteponiendo en este caso las posibilidades reproductivas a nuestra propia integridad y seguridad biológica. Cuántos peligros no hemos de sortear en nuestra propia integridad cuando sellamos dérmicamente un contacto físico, un gesto que descargará en nuestra boca una variada población vírica y bacteriológica cuyos riesgos desconocemos pero que es tan cierta como para que a una de ellas se la conozca como la enfermedad del beso.
Hay algo efectivamente osado y provocador en nuestra boca, una impudicia permanente de nuestro órgano bucal que siempre está desnudo; por eso, un gesto en origen impregnado de virtuosidad y mesura cual era la ocultación de la parte inferior del rostro rebota en su inicial intención y se convierte en procaz enmascaramiento de la boca que siempre muestra la animalidad indomable de nuestros instintos, cubriéndola castamente lo que hacemos es fomentar su atractivo magnético. Así pues no hay partes físicas indecentes, hay ropas que las hacen indecentes. En el siglo XIX, que es probablemente uno de los episodios de nuestra historia más mojigato, era corriente advertir a las señoritas de los peligros del beso, porque su abuso podía dañar la piel[3]. Y eso que el texto en cuestión no entraba a valorar una variedad mas orgánica de ósculo; el beso con lengua. Esta es la versión mineralógica del beso, es decir el beso con lengua constituye una variedad higiénicamente cuestionable a la vista de la existencia de los cepillos de dientes, pero es la evolución natural del beso que de alguna manera satisface la natural curiosidad del hombre por explorar horizontes físicos desconocidos, y nada mejor que la lengua como instrumento, visto que es un apéndice muy vascularizado y sensible. Pero no estamos muy seguros de que esta esgrima de lenguas dentro de las cavidades bucales pueda considerarse beso y la perspectiva nos lleve mas bien al intercambio de información genética a través de la saliva. Una especie de exploración del terreno con el fin de verificar la idoneidad genética de la pareja para el intercambio de información que así dicho parece mas bien un titular de prensa. El Kamasutra, quién diría que se trata de un texto místico, tiene bastante claros los conceptos; a este tipo de beso lo llama besar el interior de la boca o combate de lenguas. Es un momento más del frenesí sensual en el que se pueden prodigar los amantes en una autentica tormenta de besos; besos en la frente, los labios, las mejillas, los pechos y en los ojos incluso, este ultimo tiene un recorrido curioso que vamos a obviar por razones de espacio. Hemos contabilizado mas de quince tipos de beso en el texto Hindú,
[1] Ars III, 35,36
[2] En efecto fue exiliado por Augusto
[3] My lady's dressing room. Harriet Hubbard Ayer