Hasta hace bien poco los hijras eran un colectivo bastante hermético cuya supervivencia a veces rozaba los límites de la legalidad. Su progresiva marginalidad, abonaba una leyenda negra que les acusaba incluso de secuestrar a varones que no presentaban conflictos sexuales para castrarlos posteriormente y dedicarlos a la prostitución. Aunque aquí es probable que quizás concurran redes criminales que nada tienen que ver con este colectivo. Al parecer en el año 2009, un joven consiguió escapar de redes mafiosas con ayuda de un hijra, para denunciar que había sido secuestrado y castrado quirúrgicamente. La foto que se acompaña corresponde a un instrumento obvio en la castración aunque en este caso pertenece a un Knifer chino, operario encargado de la amputación en la tradición china.
Decíamos en nuestra anterior entrada que la cicatriz resultado de la emasculación tendrá un ligero parecido al de una vagina. Aparte del opio o el alcohol que el hijra haya tomado, suficiente para tumbar a un elefante, el dolor se aguanta mordiendo un palo o el largo cabello que se dejan. Al fondo de la habitación, entre las feroces sacudidas de los nervios rebanados, se podrá consolar con la imagen de su diosa protectora llamada Bahuchara Mata, de la que hablaremos más adelante. En una novela de John Irving, Un hijo del Circo, se perfilan las desventuras del doctor Farrokh Daruwalla, redimiendo a infelices de ese inframundo que son las calles de Bombay y en la que se dan bastantes más detalles de este ritual.
En cualquier caso, se calcula que sólo el 10% de los hijras se somete a esta sanguinaria intervención, conformándose la mayoría con tratamientos más amables, como el de la ingesta de hormonas
Históricamente en La India los grupos de hijras fueron los encargados de acoger a niños varones de sexo confuso, eunucos y hermafroditas, que eran rechazados por sus familias. Oficiaban también en las casas de las familias pudientes como una especie de inocentes confidentes de las mujeres, a las cuales también acompañaban fuera del hogar. No olvidemos que la presencia musulmana en la India abarcó varios siglos y dejó marcados los hábitos del país con sus costumbres e impronta. De hecho, la institución del eunuco como vigilante de harenes, no es propia de la tradición hindú y fue importada por las sucesivas dinastías musulmanas. En el siglo XIII un eunuco, Malik Kufur, fue el encargado de rechazar a los mongoles por encargo de su señor Ala-ud-Din, que de paso era también su amante. Eunucos fueron también los sultanes Shahzada Barbak en Bengala y Muzazallar Shah.
En Pakistán los eunucos forman también colectivo |
El colectivo Hijra encuentra un anclaje histórico en el Kamasutra, porque aquí ya se recoge la existencia de un tercer sexo. Circunstancia esta que, a efectos burocráticos, ha sido recogida en la maquinaria administrativa de algunos Estados de la India en los que ya es posible marcar la letra T en la casilla sexo, para significar así su pertenencia a este colectivo neutro, frente a las opciones tradicionales de hombre/mujer. Otro referente religioso que también informa la espiritualidad de los hijras es el de la diosa Bahuchara Mata. La Diosa es lo suficientemente importante como para ofrecerle a ella su castración. No en balde, y según las diversas leyendas a ella referidas, es una pertinaz inductora a la mutilación. Por ejemplo, se caso con un hombre que ignoraba persistente sus obligaciones sexuales para con su esposa y que prefería pasarse las noches mariposeando (expr. adoptar varón comportamientos femeninos impropios) y vestido de mujer en los bosques cercanos. Acabó por sorprenderle y éste le confeso su falta de interés por el genero femenino rogándole que le perdonara. La diosa las acepto pero a cambio le pidió que se castrara, cosa que éste hizo. Otro episodio narra el capítulo en el que, según la tradición, un rey le pidió a la diosa satisfacer el mayor de sus deseos, el de ser padre de un varón. Lo que le fue concedido, le puso de nombre Jheto y Jheto nació impotente. La diosa Bahuchara le dijo que si pretendía seguirla debía antes vestirse de mujer y castrarse. Existe la creencia en el Estado de Guajarat, donde se encuentra el templo de la diosa, que los hombres nacen impotentes y que esta limitación les acompañara durante siete reencarnaciones a no ser que rompan el ciclo amputándose su sexo
Hoja de registro ofrecida por PEHLE INDIA |
Los hijras se han labrado una reputación milagrera con el fin de conseguir un puesto en una sociedad que les desprecia y les mantiene marginados A partir de 2006, y en algunas ciudades, se utilizan como ayudantes en la recaudación de impuestos por su capacidad para afear y ridiculizar, intimidando a sus interlocutores con un lenguaje soez y gestos provocativos. El gobierno Indio ha pensado incluso en utilizarlos para la defensa de las fronteras del Estado, quizás con el fin de “dar salida” (exp. ocupar, emplear) a una colectividad de difícil encaje, porque es bastante dudoso que el Gobierno sea receptivo ahora a la opinión del historiador griego Herodoto (sobre todo porque vivió hace mas de dos mil años) que veía en general a los eunucos como gente muy valerosa y fiel
Como resulta que Rama, uno de los dioses más queridos y populares del Olimpo hindú, les dio la habilidad de adivinar el futuro, acuden en grupos de cinco a diez individuos (dicen que para evitar agresiones por su comportamiento un tanto grosero e intimidatorio) a todo tipo de acontecimientos familiares: bodas, bautizos, etc. Son una molesta e irritante presencia que el ciudadano hindú intenta evitar hasta el punto de obligarles a organizar sus festejos familiares con total discreción. Labor vana muchas veces, porque los hijras han tejido una completa red de informadores que les mantienen al tanto de los festejos de este tipo. Bailan, realizan adivinaciones y si se consideran poco gratificados por la generosidad de los invitados, pueden lanzar maldiciones e imprecaciones de todo tipo que el supersticioso ciudadano indio suele tomar de muy mal grado, como poner en duda la hombría de los niños varones recién nacidos o amenazar con la esterilidad a la novia. Utilizan en general un tipo de mendicidad agresiva y los comerciantes los temen, porque al ir en grupos numerosos si merodean o se detienen a las puertas de sus comercios obstaculizan o disuaden a los eventuales clientes, con lo que los hijras se garantiza el pago de sustanciosas…….llamémoslas extorsiones.
Hijras de La India y Pakistán consta de dos entradass