ZAPATOS CURIOSOS EN LA HISTORIA
Los zapatos de vaca
Si no recordamos mal, en esta página web hemos hablado muy poco de los Estados Unidos de América. No es extraño, puesto que el horizonte del discurso que solemos manejar suele estar por encima de los quinientos años. Obviamente este país no existía en esas fechas por lo que mal podíamos referenciar dato alguno a aquello que no existe. Con todo, en las dos entradas en las que brevemente hemos aludido a personajes de este país, una sobre la historia de los mondadientes y otra, si no recordamos mal, dedicada a la goma de mascar, sí que hemos encontrado un espectro humano de alto poder. Queremos decir que, en efecto, los EEUU carecen del empaque de personajes como el Rey Arturo -y su más que pesadísima espada, por cierto-, Bizancio, Miguel Ángel o Hernán Cortés. Pero en su defecto, ha sido capaz de catalizar a una miriada de personajes con gran talento que vieron en la vieja y oxidada Europa, en la que todo estaba hecho y repartido, un capítulo un poco marchito ya de la evolución humana.
Cow Shoes |
Más allá de esas personajes un poco petrificados como Franklin, Washington, etcétera, nosotros hemos reparado en tipos vulgares y corrientes a los que un día se les encendió el ingenio emprendedor y encontraron en objetos de uso cotidiano un autentico proyecto vital. Por ejemplo, Adams, un fotógrafo que prácticamente robó en sus propias narices el chicle al mismísimo General Santa Ana, el hombre que perdió el Álamo y que fue un montón de veces Presidente de México. También Singer, ingenioso actor de vida intensísima, y extensa, puesto que además de perfeccionar la máquina de coser que lleva su nombre, tuvo mas de 24 hijos, eso si, no de la misma mujer. No queremos dejar de lado a Charles Foster, quizás menos conocido pero igual de espabilado, no inventó nada, pero paso a la historia por urdir una necesidad, en efecto inundó el mundo con sus palillos o mondadientes a base de organizar trifulcas en restaurantes y colmados que acabaron por comprarle el producto como mal menor. Al fin y al cabo ¿Quién iba a comprar un mondadientes cuando durante miles de años se las habían ingeniado sin ellos para limpiarse los espacios interdentales? Estos son los caballeros andantes de la historia americana. Como se ve algunos tienen mas de pillos y calculadores que de nobles, pero ellos también escribieron la historia. Con su sentido práctico y prosaico de la existencia, hicieron más por la calidad de vida de sus conciudadanos que muchos hipertrofiados personajes de leyenda del Viejo Continente.
No todos por supuesto estaban del lado de la Ley, algunos eligieron la zona oscura. La Ley Seca que estuvo en vigor durante trece años en los EEUU desde 1920 a 1933 y que, pensando aviesamente, parece que fue diseñada para que se enriquecieran cuatro pillos, tuvo episodios de díscolo ingenio. Y aquí, en efecto, tiene mucho que ver uno de esos objetos a los que sí hemos dedicado varias entradas: el zapato. El que nos ocupa en esta ocasión se denominaba Cow Shoes, algo así como zapatos de vaca. A pesar de lo que puede parecer, su nombre no hacía referencia alguna al tipo de material con el que estaban diseñados, sino que aludía a los dos tacones de los estaban dotados cada uno de ellos y que imitaban las pezuñas de una vaca. Al parecer, durante la prohibición, traficantes e indígenas conocidos como Moonshiners se dedicaban a la elaboración de alcohol de altísima graduación en destilerías ilegales esparcidas por zonas boscosas de difícil acceso. La policía aprendió a seguir sus huellas para localizar estas fábricas ilegales de alcohol, de forma que, con el fin de enmascarar la marca de sus pisadas utilizaron estos cow shoes, que en realidad eran una especie de zuecos que se fijaban a los zapatos mediante correas y que simulaban sobre el terrero meras pisadas de vaca