Roma y los Bárbaros. HISTORIA DEL CALZADO (V).

"Los zapatos". Van Gogh
Los Zapatos de Van Gogh


En la anterior entrada sobre la historia del Calzado (Parte IV) mencionábamos que el Emperador Augusto era de baja estatura y exigía calzar zapatos con algún tipo de plataforma. Utilizaba el "campagus", un tipo de botín exclusivo de los emperadores romanos, adornado con perlas preciosas y señalado con el águila imperial.  El Emperador Heliogábalo, por ejemplo, que compitió en villanía y crueldad con Calígula, jamás uso dos veces el mismo calzado (un caso de precoz inhumanidad el de este mozalbete pues su guardia personal lo asesinó cuando solo tenía 17 años). En Roma, la clase social más que el dinero, era la responsable de permitir el uso de determinado tipo de calzado. El dinero, con ser importante, no había sido todavía capaz de superar determinadas barreras de cuna. 

Zapato de Magistrado romano
Calzado de Magistrado romano


     Un calzado cuyo uso era restringido también, es el que utilizaban los senadores romanos, generalmente de piel negra y alguna vez blanca sobre los que brillaba una letra C de plata o de oro, como inicial de Centum y que al parecer era el nombre con el que se les conocía durante la República Romana. Los magistrados curiles los llevaban también, pero eran de color rojo y en ellos la C se había sustituido por la letra R. En general los zapatos de los patricios eran más altos que los de la gente del pueblo y disponían incluso de más correas con la que fijarlos a la pierna. Las groseras soleas de madera que utilizaban las clases bajas, eran a veces tan pesadas que se utilizaban para inmovilizar incluso a los criminales, según manifiesta Cicerón. Tal era su peso y contundencia que, a veces, se tomaban como armas para golpearse mutuamente con ellas. 
     Solo las mujeres libres y nobles podían utilizar un tipo de  zapato originario de Grecia y llamado “peribarides”, tenía forma de barco. En cambio, ninguna matrona romana utilizaría un tipo  de calzado blanco también originario de Grecia y que solían usar las cortesanas. El color rojo, sin embargo, fue durante un tiempo el tono mas impropio para una personalidad intachable, aunque este prejuicio se fue atenuando con el tiempo. Será el emperador Aureliano el que determine hacer privativo este color de la dignidad imperial, con lo que su uso quedara nuevamente restringido. Por si cabía alguna duda sobre la intachable moralidad de este color, nos permitimos llamar la atención sobre el hecho de que los zapatos del Papa son habitualmente rojos


Calceus
Calceus
 
     Roma se despide de esta historia del zapato con el uso casual que se hacia del mismo, por ejemplo, según cuenta Terencio, las cortesanas romanas solían señalar a sus favoritos a golpe de zapato. Mientras que las jóvenes enamoradas utilizaban los calzados de sus sirvientes para comunicarse con sus pretendientes, colocando sus mensajes entre la planta del pie y la suela del zapato. Diocleciano, uno de los Emperadores tardorromanos, ya orientalizado en sus gustos e incapaz de frenar la decadencia del Imperio, utilizaba unas sandalias cubiertas con piedras preciosas y perlas.




 
     La Edad Media comienza con una imagen que ya conocemos, la vimos ya en el antiguo Egipto en el que uno de los oficios más señalados era la del porteador de zapatos del faraón. También encontramos esta figura en los territorios del Norte de Europa, en el que un vasallo lleva los zapatos que utiliza el rey. Un monarca Noruego, Olaüs Magnus, hizo llevar sus zapatos durante toda una jornada a un príncipe rebelde cómo afrenta por su deslealtad


Calzado usado por los hunos
Hunos
Calzado germánico. Westerholt.
Restos calzado celta hallados en las minas de sal de Hallstatt
 
Yacimiento Magdelenenberg. Siglo VII A.C. Lacasamundo.com
Yacimiento Magdelenenberg. Siglo VII A.C


     A pesar de los intentos por parte del ya decadente Imperio Romano por preservar su identidad en aspectos tan esenciales como el vestido, la irrupción de los pueblos bárbaros, si bien romanizados en parte, aporta elementos nuevos a la indumentaria. El calzado no es una excepción y aparecen los botines de cuero. San Sidonio Apolinar, Obispo de Clermont-Ferrand en el siglo V, sostiene que Los godos, por ejemplo, llevaban unos botines de piel de caballo, anudados con un sencillo lazo desde el talón a la parte superior del empeine. Los Hunos utilizan la piel de cabra y los galos se servían de una especie de babucha de piel basta a la que ni siquiera se le había retirado el pelo del animal.



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