Nodrizas. Alimentando a un extraño
El mecanismo de la leche en el pecho es muy simple; cuanto más se demanda más produce. Teóricamente la lactancia podría mantenerse indefinidamente. Si se vacían con frecuencia y regularidad, mayor será la cantidad de leche y menor la probabilidad de un nuevo embarazo, es pues el primer anticonceptivo. La leche de la madre es un alimento milagroso, conserva en su composición todos los elementos necesarios para frenar las infecciones que no solo haya sufrido la madre, sino su abuela, y la abuela de esta. Todos los anticuerpos que ha memorizado la historia reciente de la especie y que a él/ella, le van a ser necesarios para vencer las infecciones.
Con todo, y a pesar de que gracias a la ingesta de leche materna el bebe recibe todo lo necesario para superar multitud de enfermedades, el descuido, cuando no la ignorancia, han sido una fuente notable de infecciones para generaciones de lactantes, la sífilis, tuberculosis, herpes, varicela, hepatitis y otras muchas enfermedades eran facilmente transmisibles, sobre todo en épocas en las que los controles sanitarios eran inexistentes o precarios. Por eso las nodrizas debían presentar un aspecto saludable como primera garantía de vigor.
Tradicionalmente la leche de pago no ha tenido buena prensa entre los humanistas e intelectuales. Galdós y Mesonero Romanos, intelectuales españoles del XIX las tratan con bastante rigor. Las nodrizas de la Casa de Austria tenían fama de ser extremadamente descuidadas y negligentes en su trabajo, dejando zambos a la mitad de los Infantes por no saber colocar los pañales. Una de ellas, si bien de forma indirecta, la que trajo Isabel de Farnesio de Italia, estuvo a punto de causar una revuelta palaciega al usurpar por decisión de la reina el rígido protocolo de la lactancia cortesana. Montaigne, un intelectual francés del siglo XVI, quizás fue el primero en acuñar el termino leche mercenaria. Y Guillemeau, un paisano suyo hablaba de la entrega de los hijos a las nodrizas como si tratara de un infanticidio. Luis Vives, San Agustín, Fray Luis de León, las rechazaban. También Ramón Llull, que insiste en eso del aliento pestífero de las nodrizas, al que hacíamos referencia en la primera parte. Rousseau arremete contra las madres melindrosas y frívolas que entregan sus hijos a crianzas ajenas. Aunque su indignación no era muy de fiar, toda vez que él mismo había entregado a la inclusa a cuatro de sus hijos que, vista la altísima mortalidad de estas instituciones, era como una condena a muerte.
La Reina Victoria de Inglaterra, que en 20 años tuvo 9 hijos, se quejaba de que sus obligaciones la habían impedido amamantar a alguno de ellos.
Una de las imágenes que acompaña esta entrada es suficientemente ilustrativa de esta situación: el cuadro de Diana de Poitiers, la amante del rey Enrique II de Francia, recién parida y que ha entregado su hijo al cuidado de las nodrizas por temor a que la lactancia pueda desmerecer su cuerpo y hasta su olor que se suponía embriagador, pues la leche materna impregnaba el cuerpo de una mujer de cierto desagradable aroma en su transpiración, en su orina, en su aliento y hasta en..... (Les odeurs du corps humain. E Monin) En efecto, la lactancia como enemiga de la belleza femenina es una constante a través de la historia. Pero tiene también otros riesgos para el bebe, nos explicamos: se pensaba que a través de la leche el lactante no solo se alimentaba sino que adquiría carácter, la naturaleza que hará de él un adulto equilibrado, un hombre de bien. Por eso la nodriza debía tener los valores que supuestamente tenía que transmitir a sus ahijados.
En Egipto gozaban de gran prestigio. Tenemos en el país del Nilo un importante precedente histórico, el de Moisés salvado de las aguas y criado por un ama de cría. Y aunque esta historia tiene trampa, pues la nodriza de Moisés era ni más ni menos que su madre, nos da una idea del uso frecuente que se hacia de este personaje. Los hijos del Faraón eran criados habitualmente por nodrizas, siendo los hijos naturales de esta “hermanos de leche” del Faraón y tenidos en gran consideración. Las relamidas atenienses entregaban también a sus infantes al rigor y contundencia de las mujeres espartanas: "las únicas capaces de enseñar las piernas" Mahoma, huérfano de padre también fue entregado por su madre a una nodriza.
Siempre se ha dicho que Roma ha mantenido una relación tibia con sus hijos. Que el abandono de infantes en las calles del imperio era harto frecuente y que el destino de muchos de ellos a nadie importaba. Hasta Constantino en el siglo IV, un padre podía perfectamente matar a su hijo o venderlo como esclavo. La llamada «columna lactaria» o a orillas de el lago Velabro en Roma era utilizada por los romanos para abandonar allí a sus hijos no deseados. Esta exposición pública permitía que cualquiera se hiciera con ellos, las más de las veces para convertirlos en esclavos o atender el mercado de la prostitución.
Si rastreamos la labor de los grandes legisladores romanos nos encontramos con una constante histórica; su preocupación por los escasos hijos que tenían las elites romanas. Las remilgadas damas romanas solían entregar a sus hijos recién nacidos a amas de cría que, aparte de la lactancia, acompañarían el crecimiento del niño o de la niña como su mejor confidente y amiga. Y ello en detrimento de los lazos de afecto que deberían establecer con sus padres naturales. Cuando los hijos abandonaban el hogar eran acompañados por sus amas de cría que se habían convertido ya en su verdadera familia. La justicia en la España musulmana, solía conceder el derecho de visita a los niños y niñas que las nodrizas habían amamantado, estimando que esta relación era tan importante o más que los vínculos de sangre. Luis XIV de Francia, tenía tanta estima por la suya que era una de las primeras personas en entrar en su dormitorio cada mañana, y, probablemente, la única persona que en público podía darle un beso.
En China sucedía algo parecido, refiere Marco Polo una leyenda en la que uno de los más de 300 emperadores que tuvo China (Roma sólo llegó a los 130), hombre extraordinariamente compasivo, poseía un cuerpo de nodrizas que pagaba con sus propios fondos y que atendían a los niños abandonados hasta que eran entregados a otras familias. Una situación cuando menos ideal, vistas las infinitas intrigas de la corte China que dejaban como un inocente patio de colegio las del foro romano, y en la que innumerables nodrizas fueron acusadas de envenenar a los herederos de la primera emperatriz, de la segunda emperatriz o de alguna de los cientos de concubinas…Merodear por la corte china era siempre una actividad peligrosa. La llamada emperatriz Viuda, Cixi (1835-1908), conocida en Occidente por la película 55 días en Pekin, además de asesinar a su hijo con el fin de de poder acceder al trono, tenía unos gustos culinarios estrafalarios: le gustaba la leche humana. Esto no sería nada anormal si no fuera porque la emperatriz era ya una persona adulta cuando lactaba. En efecto, todas las mañanas, al despertar, dos jóvenes nodrizas se tendían sobre el lecho imperial para que la emperatriz tomara su ración diaria de leche. Y no cualquier leche, sino aquella resultado de una dieta severísima, la de aquellas infelices, sometidas de por vida a una régimen sin sal, ni azúcar, ni grasa alguna.
La lactancia mercenaria siempre ha tenido sus detractores, higienistas sociales, filósofos, políticos. Todos han considerado que este tipo de lactancia implicaba con frecuencia el abandono de los hijos propios. Estos quedaban alimentados, en el mejor de los casos, por otras nodrizas pagadas o eran directamente abandonados en inclusas o casas cuna que, desbordadas, eran incapaces de sufragar la alimentación de estos bebes. Los niños morían irremediablemente mientras que sus madres naturales alimentaban a niños ajenos. En el siglo XIX en España llegó a plantearse en determinados círculos la cuestión sobre la propiedad de la leche materna ¿Pertenecía esta a la madre o pertenecía al niño? La deriva de la respuesta estaba muy clara, si pertenecía al niño la madre no podía utilizarla más que en beneficio del mismo.
Hoy en día estas disputas parecen pertenecer a la prehistoria social y, sin embargo, no son tan remotas en el tiempo. Muchos de nuestros lectores, si bien algo veteranos, recordaran curiosas y cripticas instituciones como las de la "gota de leche" autenticas vaquerías de leche materna o bancos de alimentos infantiles donde, teóricamente y de forma desinteresada, mujeres en periodo lactante ofrecían su leche sobrante para los niños de hospicios e inclusas, leche que debía de ser consumida en el día. Era la leche de la vida.
Las Nodrizas. Su historia y Museo consta de dos entradas