El Primer Calzado: Judea, Egipto. Historia del calzado (III)

HISTORIA DEL CALZADO. LOS PRIMEROS ZAPATOS DE LA HUMANIDAD

De entre los muchos usos que ha tenido el zapato destacamos el de sus propiedades nutritivas, como bien se encargaría de valorar Charles Chaplin en "la quimera de Oro", que hirvió un par de botas para aliviar su apetito. También se bebe: Tarantino, el director de cine, saboreando el champan en el zapato de Uma Thurman, en una escena de alto contenido fetichista, dicen. Aunque como nosotros somos de corcho no vemos mas que a un nota(*) haciendo el nota. O bien el zapato en forma de copa del diseñador zapatero Christian Louboutin, acompañando una botella de champán. El zapato también dignifica: véase el llamado zapato de la venganza que lanzaron al presidente Busch mientras estaba en Irak y que, indirectamente, hizo rico a su diseñador, un turco que exportaba este modelo al Oriente Próximo y Rusia. A raíz de este incidente vendió 300.000 pares del mismo diseño, al que llegaron a ponerle nombre incluso: “código 271”, se llamó. Ingenioso a fuerza de su simplicidad e imaginamos que algo cojitranco en diseño. Al presidente de Turquía también le lanzaron un zapato, fue en España, y lo hizo un Kurdo al que por lo visto le han caído varios años de cárcel. Y eso que no le dio

Louboutin y el champagne

Las botas y el zapato se han usado como botín de guerra. Y es que esta pieza adquiere en determinadas circunstancias una importancia vital, intenten andar descalzos doscientos metros sobre terreno pedregoso, o sobre la arena ardiente de un playa y sabrán valorarlo como es debido. No en balde nuestros pies soportan todo el peso del cuerpo. Esto vale tanto para las minúsculas piezas de poco más de diez centímetros de un zapato de loto, es decir, el conocido como pie chino, paradigma de la belleza oriental, como con el medio metro de pie del gigante Robert Pershing Wadlow que llegó a medir casi 2,80 metros.

Por lo que hemos visto hasta ahora nuestra vida está rodeada de zapatos, y para no olvidar ninguno, rescatemos de la memoria aquellos que con más afán limpiamos en nuestra infancia. Aquellos zapatos que ofrecíamos a los Reyes Magos para que allí nos dejaran los juguetes. Empecemos.

Estas huellas tienen 3.6 millones de años

Las primeras huellas de humanoides tienen más de tres millones de años de antigüedad, corresponden a dos adultos y un niño a los que un capricho de la naturaleza permitió dejar moldeada la planta de sus pies en un lugar de Tanzania. No llevaban zapatos por supuesto.

Y aunque los primeros testimonios del uso del calzado, en forma de pieles envolviendo los pies, se hayan encontrado en pinturas rupestres españolas y francesas de hace 15.000 años, nos permitimos considerar que su uso hizo su aparición a la par que el vestido. Excepción hecha de las montañas de Colorado, en los Estados Unidos, donde al parecer se han encontrado restos de hace unos diez mil años, será en ese triángulo embrionario de la civilización que abarca desde las ciudades de Mohenjo-Daro y Harappa por el Este, Egipto por el Oeste y Turquía al Norte, pasando por Mesopotamia, la que nos ofrezca los primeros restos físicos de un, llamémosle protozapato. Esta pieza parece ser un mocasín de piel hallado en Armenia y datado en 5.500 años de antigüedad. En Jericó, la aridez del desierto de Judea, permitió conservar en la llamada cueva del guerrero o wadi el Makkukh, una serie de utensilios personales, entre ellos, un par de sandalias teñidas de rojo. Su edad se ha llegado a estimar en 6000 años, aunque últimamente parece deslizarse cierto error en la datación.

Sandalias egipcias

Al igual que en el caso anterior, la rigurosa climatología egipcia se convierte en una autentica bendición para los arqueólogos, ya que permite la conservación de objetos elaborados con materiales, cuya obsolescencia natural, hace siglos que los habría convertido en polvo. Los zapatos no son una excepción. Afortunadamente en el país de los faraones los testimonios son abundantes, desde los zapatos ceremoniales e incomodísimos, de oro y plata (sendas estatuas de tamaño natural las poseían en la tumba de Tutankamón) hasta las 90 piezas de calzado conservados en la tumba del mismo Tutankamón. El zapato en Egipto señala clases, desde las sandalias de oro del faraón, que probablemente solo eran utilizadas en casos puntuales y en consonancia con su dignidad, hasta la de las clases más modestas, elaboradas con tiras de palma o juncos trenzadas. El salario de un obrero, que se pagaba en especie, incluía el de un par de sandalias cada diez días.

Calzado e indumentaria en el Egipto faraónico

Encontramos también las alpargatas trenzadas con hojas de papiro y utilizadas por la clase sacerdotal. Algunas piezas con la extremidad delantera levantada, cuyo cometido parece perseguir la protección de los dedos ante eventuales traumatismos. Bastantes siglos después, Pitágoras, el filosofo griego, exigiría a sus discípulos calzar este tipo de sandalia egipcia. Un modelo particular de calzado, que después veremos en el Imperio Romano, es el teñido de color blanco, usado en rituales funerarios y que señalaba la pureza del difunto que se presentaba ante la eternidad. El zapato debió de adquirir en el Antiguo Egipto una importante reputación social, habida cuenta de que uno de los cargos protocolarios más próximos al faraón lo constituía aquel, cuyo único oficio, consistía en portar sus sandalias, tal y como muestra la imagen

Tesoro de Tutankhamon. Museo de Egipto. Sandalias

Paleta de Narmer. Portasandalias. Hierakómpolis. 3100 AC

Estas soberbias sandalias halladas en la tumba de Tuntankamon nunca fueron utilizadas. Fueron realizadas con corteza de madera, cuero verde y pan de oro. Las imagenes representan a prisioneros asiaticos y nubios. Además, tanto en la puntera como en el talón, observamos los tradicionales ocho arcos egipcios que suelen simbolizar a los enemigos de Egipto. De esta manera el faraón podía literalmente pisar a sus rivales.