Maquillaje de Ojos y Pestañas. Un viaje en el tiempo

Maquillaje de ojos y pestañas. Un viaje en el tiempo
Una de las afecciones más incómodas que pueden existir tiene que ver con nuestras pestañas. Esa zona vellosa que crece en el borde de nuestros parpados tiene el cometido de proteger nuestros ojos de molestos inquilinos como el polvo y de aliviarlos de los rayos del Sol. Casi se pueden contar; son unas 200  en el párpado superior y apenas un centenar en el inferior. Crecen durante unas 10 semanas. A veces, sin embargo, tienen la molesta querencia de errar en el sentido de su crecimiento y lo hacen hacia dentro del ojo, causando un irritación intensísima en el ojo que puede, si no se arranca, causar daños en el órgano.  Se conoce como triquiasis
      Pero no vamos a hablar aquí de medicina, por supuesto, sino de su rastro en la historia. Os invitamos a un viaje en el tiempo sobre el maquillaje de ojos y pestañas.


     Las pestañas, por su posición central en el rostro, han sido utilizadas para realzar la belleza de este. A nadie se le escapa que la longitud de las mismas es motivo de admiración, de hecho, existen en el mercado postizos con este cometido  y en la antigua Roma ya se utilizaban.
     Los pueblos antiguos fueron capaces de manufacturar productos de belleza que a la vez eran capaces de proteger los ojos. Cuatro mil años antes de Cristo, en el antiguo Egipto, por ejemplo, ya se utilizaba maquillaje para los ojos con una doble función: estética y bactericida y ello con el fin de atenuar, en lo posible, los rigores climáticos de la zona, sometida a una intensa irradiación solar. El uso, por ejemplo, de malaquita molida que da una tonalidad verde, proporciona también una protección frente a la mosca de río, un insecto capaz de producir ceguera. No es extraño pues que el maquillaje de ojos esté presente en mujeres, sino también en hombres y niños. 


Reconstrucción de la cara de Tuntankamón realizada por científicos frances, estadounidenses y egipcios
Reconstrucción de la cara de Tuntankamón realizada por científicos francés, estadounidenses y egipcios

     Según la empresa L’oreal, que financió un estudio sobre el contenido de varios recipientes del Egitpo faraónico conservados en el museo del Louvre, el componente principal del maquillaje  es la galena. La galena es  un compuesto de plomo presente en el maquillaje básico de los egipcios : el Kohl,  mezcla de plomo, malaquita, talco y otros, disueltos sobre una pasta de grasa animal como aglutinante con el que se impregnaban las pestañas y los párpados. Al principio, el color preferido fue el verde para ser sustituido, mas adelante, por el negro. Etimológicamente "el color negro" alude a la acción de “pintar los ojos” en los antiguos jeroglíficos

     El maquillaje de ojos en Egipto tiene también connotaciones de naturaleza religiosa y se caracteriza por un trazo en forma de gota en varios enterramientos. De la IV  dinastía en adelante(2500 años A.C) se observa una delgada línea negra que se prolonga hacia la sien y la nariz. Mil trescientos años antes de Cristo ya observamos una evolución del maquillaje; trazo negro alrededor del ojo, azul grisáceo para los hombres y negro para las mujeres. Amenofis III, por ejemplo,  se rodea los ojos con una amplia línea. Con el transcurso de los años, además de las grasas animales como aglutinante, se empezaron a utilizar cera de abejas y resinas, todo lo cual permitía una mayor gradación en la anchura de las líneas, presencia de sombras o incluso, mayor eficacia terapéutica.


La bella Xiahoe. Una momia con pestañas
Se trata de los restos de una momia femenina a la que se ha dado el sobrenombre de "la Bella Xiaohe". 1500 a 1800 años AC. China. Región autónoma de Xinjiang Uyghur. Conserva intactas las pestañas


     Las antiguas civilizaciones de la India también son fecundas en maquillaje ocular y cuidado de las pestañas. En el Kamasutra ya se hace hincapié en el uso de un pigmento de color negro para embellecer y dar prestancia a las pestañas.  El Kajal es una especie de perfilador de pestañas; un lápiz, utilizado por hombres y niños cuyo uso tiene un significado religioso pero también higiénico sanitario: es un refrigerante y protector de los rayos solares.

     Conviene recordar que uno de los principales problemas sanitarios en países con gran radiación solar es el de la vista, como son las culturas que nos ocupan. El Kajal tiene un curioso procedimiento de obtención domestica: se prende una mecha sumergida en aceite de ricino y posteriormente se le añade mantequilla clarificada con lo que queda convertido en una crema.

Maquillaje de ojos y pestañas. Vestivalia

     En el Imperio Romano, el maquillaje quedó inicialmente vinculados al sexo femenino. Los hombres, salvo alguna excepción, se mostraron remisos a su uso al considerarlo afeminado y blando. Heliogábalo, un emperador al que los pretorianos asesinaron con tan solo 17 años, es  una de esas excepciones ya que tenía por costumbre perfumarse hasta el desvanecimiento, además de  depilarse todo el cuerpo. Las mujeres romanas, y siempre que pudieran permitírselo, utilizaban los servicios de los que son quizás, uno de los primeros profesionales de la belleza: los cosmetae, esclavos especializados en todas las artes del maquillaje y cuidado de la belleza femenina. Semiramis, la mítica reina de Babilonia, famosa por su extraordinaria belleza, lo era en parte por una numerosísima nomina de ayudantes y asesores de belleza

Cosmetae romanas
Cosmetae romanas
      El ideal estético romano pasa por la existencia de ojos grandes acompañados de largas pestañas. A tal efecto, en el maquillaje de ojos se utilizaban sustancias como el antimonio y el hollín, acompañado por otras sustancias odoríferas como el azafrán, capaz de enmascarar su olor. Se aplicaba con ayuda de hisopos de marfil o madera previamente humedecidos en agua o aceite. La sombra de ojos podía ser de color verde o azul, mientras que el preferido para las pestañas era el negro. La vistosidad, fortaleza y abundancia de las pestañas era considerada en Roma como un signo de pureza y castidad, de ahí el esmero con el que se aplicaban a su cuidado. Las vestales, que debían permanecer castas durante toda su vida, no se maquillaban nunca y mostraban una belleza natural que parecía ser la más adecuada para los dioses.


     El tono verde o azulado para la sombra de ojos se obtenía de dos carbonatos de cobre, solubles y muy venenosos: la malaquita y la azurita. Damos por hecho que las afecciones de la piel y los ojos debían de ser frecuentes debido al abuso de estas sustancias. Por otro lado el antimonio es un derivado del plomo al que el historiador Plinio atribuía propiedades masculinas y femeninas. El plomo en general, y no solo como sustancia de tocador, ha acompañado al Imperio Romano en infinidad de manufacturas, de hecho, hay algún historiador (Jerome Nriagu. New England Journal of Medicine. Marzo 1983) que piensa que la decadencia del Imperio romano llegó del abuso de esta sustancia que causa, entre otros, un deterioro de la función cerebral.

Agbar, Emperador Mogol de la India con las pestañas perfiladas
Agbar, Emperador Mogol de la India con las pestañas perfiladas


     Durante la  Alta Edad Media* la cultura cristiana cambia en parte el paradigma estético.  Desaparecen las cejas incluso depilándoselas completamente ( tal y como es el caso de Japón) y se oculta el cabello. La belleza consiste en una piel limpia, sin maquillaje alguno y en una frente completamente despejada. Solo es de buen tono un ligero colorete en las mejillas con el fin de reforzar la pureza de las jóvenes casaderas. Clemente de Alejandría, que es santo de la Iglesia y vivió en el siglo II,  llegó a sostener que si se llevaba peluca en el momento de la bendición, el propietario de la misma debía de entender que los beneficios de la bendición quedaban, digamos, retenidos en aquel accesorio y en nada beneficiaban a su portador (Decimos esto con la suficiente indulgencia y sin animo de abrir falsas disputas. Al fin y al cabo la Grecia clásica aborrecía también el maquillaje por considerar que la belleza natural no podía ser mejorada con accesorio alguno)


     A partir del siglo XIII, el contacto producido con Oriente por la vigorización del comercio y  las Cruzadas, apunta una recuperación del maquillaje. En España la literatura juglaresca recoge interesantes aspectos de la cultura material. Así, por ejemplo, en el Libro del Buen Amor, ya se hace alusión a los ojos grandes, hermosos y pintados. Y en el Libro de Alexandre se presenta a Venus coqueteando ante París también con los ojos pintados y      "teñida la sobreceja”. El medievalista español Menéndez Pidal, sostiene que se acudía al uso del sulfuro de antimonio, capaz de teñir y ser finamente pulverizado al no disolverse en agua. También alude el Arcipreste de Hita a las vendedoras de “afeites, polvos y tintes para los ojos”.

     El mayor yacimiento de antimonio se encuentra en Baeza y ya era conocido por los árabes. Es en la España musulmana donde sí se da un uso mas intenso del maquillaje, incluso entre los hombres. Así las mujeres se tiñen hasta la punta de los dedos y la plantas del los pies



(*) Alta Edad Media: Desde la caída del Imperio Romano hasta el año 1000



Biblio:

  • Encyclopdia of Hair. Victoria Sherrow. Greenwood Pres, 2006.
  • Ancient Times: A history of the Ancient World. Breasted, J. Henry
  • Fascinating History of Mascara. Wong, Michael.
  • Historia del peinado. Francisco Barado
  • http://eyelashesinhistory.com/ancient_times_2.html
  • http://thehistoryofthehairsworld.com/final_historia_cabello.html
  • Propios.

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