Moda excesiva. Los extravagantes de la Revolución Francesa

Incroyables y Muscadin


Galiano y Dior. Moda para extravagantes. Los Incroyables
Galiano y Dior

La imagen que os presentamos corresponde al diseñador Galiano en uno de sus desfiles para la casa Dior. No vamos a hablar de él, pero sí de la excentricidad de esta foto,  del desencuadre de estos personajes respecto al mundo real. Os vamos a presentar a los precursores de este singular colectivo: Los Incroyables, una moda para extravagantes. Hagamos un poco de historia.   

     Cuando en Francia concluyeron los terribles excesos de la Revolución durante la época del terror, la juventud se vio obligada a efectuar un verdadero esfuerzo para olvidar los abusos cometidos. Pero no lo hizo como se esperaba, refugiándose en una actitud recelosa y grave, sino que se lanzó a un ejercicio de frivolidad extrema en el vestido y en las actitudes. 

Entre la imagen de la derecha (1778) y la de la izquierda (1793) distan sólo 15 años
Entre la imagen de la derecha (1778) y la de la izquierda (1793) distan sólo 15 años
     No es para menos, en cinco años la Revolución Francesa había ejecutado a 30.000 ó 40.000 personas. Nunca los perros en Francia se habían alimentado tan bien. En efecto, hasta que se tomaron medidas para evitarlo, autenticas jaurías de animales se arremolinaban en las plazas públicas como presintiendo las ejecuciones. No en balde, la sangre de los decapitados llegaba a formar pequeños regatos que los animales lamían con fruición.

Muscadins
Muscadins
     La ejecución de Robespierre que, curiosamente, era un hombre que creía en la virtud, acabaría con esta insoportable inseguridad que hizo respirar de alivio al propio verdugo de la ciudad de Paris; Sanson (se ocupo de ejecutar a Luis XVI, mientras que su hijo decapitó a María Antonieta). Un hombre al que, por cierto,  el pintor de la Revolución, Louis David, llegó a tomar como modelo para diseñar el traje oficial de los verdugos de la República. La muerte de Robespierre dio pie a que los afines al antiguo sistema monárquico, e incluso, los hijos de aquellos artesanos y burgueses que habían medrado a la sombra de la Revolución, mostraran su nostalgia por la monarquía y su desprecio por los sans-culotte, a los que en última instancia hacían responsables de los crímenes de la Revolución. 

Incroyables. 1795. Louis-Alexandre Eustuche
Incroyables. 1795. Louis-Alexandre Eustuche
     La forma amanerada de vestir de Los Incroyables se transmitió incluso al lenguaje, el cual se hizo afectado y pretencioso, en un ejercicio extremo de vanidad e insoportable suficiencia. Ciertas expresiones ridículas y cursis acabaron por convertirse en auténticos pasaportes para el buen tono. La letra "R", por ejemplo, será exiliada del uso cotidiana por mal sonante,  y la coletilla que acompañaba sus conversaciones "C’est incroyable" se convirtió en marca definitoria de esta moda de supervivientes por lo que se les empezó a llamar Incroyables. 

Nuestro modelo tipo de Incroyable
     Un sujeto típico puede ser el de la imagen superior. Se caracterizaban por llevar el cuello vuelto y la casaca azul con dos filas de botones. El chaleco estaba decorado con ramos de flores y el pantalón era de cachemir blanco con botones en la rodilla. Medias de seda también blancas, y sendas cintas en las pantorrillas. LLevaban pendientes y una horquilla de oro en forma de media luna. Como se puede observar portaban en una mano unos anteojos, llamados también impertinentes, y en la otra un grueso bastón,  que a la sazón se hizo  accesorio imprescindible. Utilizado como arma en sus frecuentes refriegas contra los sans-culotte y también como elemento que utilizaban para saludarse entre ellos. Existe también otra curiosa anécdota en torno a estos cayados, y es la de que el pomo de los mismos, si estaba bien trabajado, proyectaba una sombra similar al perfil del rostro de Luis XVI. 

Vernet. 1795. Incroyable
     Utilizaban sombrero de fieltro negro adornado con la escarapela de la bandera francesa.  Este sombrero cubre una cabeza sobre la que destaca una peluca blanca de largos cabellos, lo que les valió también  el sobrenombre de orejas de perro. Los mechones de la peluca ocultaban a veces los ojos, y la misma se sujetaba por detrás formando un moño, merced a un prendedor, tal y como lo hacían los condenados a la guillotina cuando se dirigían al patíbulo. La corbata es de muselina rosa, y no es una corbata cualquiera, tal y  como se puede ver por sus dimensiones.
     Una moda excesiva, pero cargada de símbolos contra la Revolución a la que hacían responsable de la ramplonería de las costumbres y la desaparición de una época que consideraban feliz, despreocupada y elegante.  

Bastón con la silueta de Luis XVI que utilizaban los monarquicos. El sello corresponde a la etapa de la Restauración borbonica: proyecta la sombra de Napoleón
Bastón con la silueta de Luis XVI que utilizaban los monarquicos. El sello corresponde a la etapa de la Restauración borbonica: proyecta la sombra de Napoleón
     A decir de algunos historiadores los Incroyables fueron precedidos por Los Muscadins, auténticos precursores de esta estética neorrealista. Llamados así por el constante uso que hacían del almizcle (musc), la base de muchos perfumes. Los Muscadins mostraron a Los Incroyables, entre otras cosas, el uso agresivo que podían dar a sus bastones, al emplearlos como armas en sus permanentes conflictos con los sans-culottes. Incroyables y Muscadin se referían a este objeto,  parodiando claramente  la terminología revolucionaria, como su “poder ejecutivo”. Por su desventaja numérica recibieron mas golpes de los que pudieron propinar. Visualmente podemos encontrar un referente muy afín a la estética de los Incroyables en la película de 1934 “La Pimpinela Escarlata”, que pinta las desventuras de un noble inglés, protagonizado por  Leslie Howard, en su intento por salvar la vida a las desdichas víctimas de la Revolución Francesa.

Las refriegas entre Muscadin y sans-culottes fueron constantes. Los primeros solían llevar la peor parte.
Las refriegas entre Muscadin y sans-culottes fueron constantes. Los primeros solían llevar la peor parte.
    Os prometemos una próxima entrada sobre las parejas femeninas de los Incroyables: Las merveilleuses.