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| Shangai. Museo. Cuchillo utilizado en emasculación |
A los eunucos se les reconocía fácilmente por su voz de falsete y su particular forma de caminar: encorvada la espalda y dando pasos cortos, no se sabe si como consecuencia de la etiqueta de la corte o como resultado de su amputación. Sin embargo, popularmente eran conocidos por su olor; su mutilación les hacía sufrir incontinencia urinaria; eran incapaces de controlar su orina, a veces, durante mucho tiempo después de la castración. Existía cierta tolerancia con esto, pero si el problema persistía, eran sometidos a azotes.
Los azotes eran una forma de suplicio habitual en la corte china y se utilizaban correctivamente entre los eunucos. La pena máxima por delitos graves consistía en una flagelación de cien azotes. La víctima era curada por otro eunuco médico y tres días después, sobre estas heridas abiertas, era otra vez azotado. Este castigo era prácticamente una condena a muerte.
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| Zhao Gao. 210 dc. Asesinó al futuro emperador Fu Su y al general Meng Tian que le protegía. |
Se les suponía, al estar privados por su naturaleza de la capacidad de procrear, de las obligaciones que imponían los vínculos familiares. Fue un error, compitieron con todos los estamentos; el militar, el burocrático, el religioso. Disputaron, por ejemplo, con el funcionariado confucionista que los despreciaba; tenían estos establecida como máxima la virtud en el ejercicio cotidiano del trabajo, los eunucos habían antepuesto sus intereses como colectivo a cualquier otro patrón. Su proximidad con los emperadores era envidiada porque estos se habían criado bajo su protección, lo cual, les daba una capacidad de influencia única. De hecho, y en la intimidad, eran los únicos ciudadanos del imperio chino que miraban directamente el rostro del Hijo del Cielo. Entre eunucos y funcionarios se estableció a lo largo del imperio chino una pugna atroz: por un lado, los eunucos, que constituían la voluntad y el capricho del emperador; por otro, los funcionarios, señalados como la voluntad del Estado.
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| Zhogxian Wei |
Fueron primeros ministros, y cuando no fue así, resultaron ser mas poderosos que estos, gobernando en la sombra, dirigieron ejércitos y sin duda, como ya hemos visto, fueron más poderosos que los mismos emperadores a los que depusieron, asesinaron y entronizaron a capricho. No consiguieron esa suerte de inmortalidad que es la paternidad, pero sí un émulo de ella; se blindaron como grupo, una clase de individuos mutilados sexualmente.
Mansos de naturaleza, los hubo terriblemente sanguinarios y muy codiciosos, como Zhogxian Wei (1568-1627), un autentico mafioso, gañán y salvaje. Se sometió voluntariamente a la castración, y todo para escapar de sus acrededores. Y tras asociarse con la nodriza del futuro Emperador Ming, Xizong, medró en la corte y eliminó a sus benefactores. Manipuló al emperador y encarceló a infinidad de inocentes, convirtiéndose en el segundo hombre más poderoso del Imperio. O Llanying Li, a finales del XIX, favorecido por la emperatriz viuda Cixi(Apareció bastante distorsionada en la película: 55 días en Pekín), otro adulador; servil y brutal que se plegó a su voluntad durante más de cuarenta años. Wang Zhen, al servicio del emperador Yingzong (1427 a 1464) al que traicionó. Su vileza costó al Imperio decenas de miles muertos, llevó al ejercito imperial a una encerrona de proporciones mayusculas, ejecutada por las tribus mongolas de los Oirats. Fueron asesinados varios de sus ministros y el mismo emperador fue capturado, junto a sus concubinas. Wang Zhen fue golpeado hasta la muerte por el general Fan Zhong que había conseguido sobrevivir a la emboscada.
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| Llanying Li. 52 años de servicio |
Guang Tong de la dinastía Song, responsable del ejercito. Perdió innumerables batallas y pese a ello, como quiera que era tan habilidoso y manipulador, consiguió permanecer al frente del ejercito durante veinte años (un modelo, sin duda alguna, para algunos políticos de la actualidad). Chao Kao que sirvió alrededor del año 250 AC en la dinastía Qin; tenía tanto poder sobre el emperador que delante de toda la Corte osó hacer pasar a un ciervo por el caballo del monarca. Aguardaba, taimado, que este absurdo provocara alguna reacción de incredulidad por parte de al menos uno de los presentes, y ello claro, con el fin de hacerlo detener solo por audaz, por pensar por sí mismo o por dudar. Nadie dijo nada, pero, como se ve, la sensatez suele ser sospechosa para los déspotas desde hace mucho tiempo.
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Momento en el que el general Fan Zhong da muerte al traidor eunuco Whang Zhen. Beijing. Museo de Cera
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Otro caso, y ya en una línea más positiva, es el del gran almirante Zheng He en la dinastía Ming, conocido como el gran navegante y que al frente de una flota de naves de proporciones gigantescas para la época, recorrió el Pacífico y el Indico para demostrar, nada mas, el inmenso poderío del imperio al que servía. Zheng He era musulmán y fue capturado de joven por un ejercito chino y castrado, cosa que se hacia con frecuencia a los vencidos. El supuesto inventor del papel, Cain Lung, también fue eunuco. Un caso especial fue el de Siman Qian, un alto funcionario del imperio que cayó en desgracia y fue condenado a la emasculación. No se suicidó, tal y como se esperaba de él, sino que se sometió estoico a la pena. Llevado de un alta dedicación a su trabajo, pensaba el hombre que tenía muchas cosas aún por hacer para las que aquel miembro no era en absoluto necesario.
Eunucos y Concubinas en China consta de las siguientes entradas:
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