Stalag 13
Muchas veces hemos pensado en clave binaria, es decir 0 y 1. Verdadero o Falso. Encendido o apagado. Dos opciones que pretenden abarcar todo el ámbito de los sucesos; la pluma o la espada. Pero la vida no es así, no se reduce a dos opciones; qué fácil, qué terrible sería. A veces se piensa que quien bien maneja la pluma olvida el uso de la espada. Que son incompatibles… no es cierto; hasta si me apuran se pueden intercambiar. Son innumerables los guerreros que utilizan la pluma y no la espada para ejercer su oficio destructor, tal y como lo hacían los samurais, por ejemplo. En la historia abundan los intelectuales que observan desdeñosos las pasiones humanas desde su atalaya ética, despreciando con su verbo los vicios de la especie, pero a la postre inspiran con sus obras la monstruosa naturaleza de la bestia humana que se ocupa de exterminar a los seres humanos por decenas………..por decenas de millones. Hasta el punto de que, con frecuencia, es más mortífero un libro que un arma. Pues bien, esta naturaleza contradictoria entre el hombre de letras y el alma furiosa que no duda en exterminar a sus semejantes, se encuentra en la persona de Abba Kovner, un poeta. Llamado el poeta del Estado de Israel, fue un hombre sensible, capaz de emocionarse con un pajarillo mientras elaboraba un monstruoso plan para terminar con la vida de seis millones de personas. Pero vamos por partes que no todo es tan fácil.
Treviso es una ciudad italiana que se encuentra muy próxima a la frontera con Austria y Eslovenia. No tiene mas de 30.000 habitantes y disfruta de un paisaje precioso. Cerca de Venecia y los Dolomitas, en cuyas montañas se pueden practicar todos los deportes de invierno. Tiene sin embargo un pasado…..extraño.
La II Guerra Mundial acababa de concluir pero la ansiada paz no era capaz de llegar a estas tierras. Innumerables cadáveres de hombres y mujeres yacían todas las noches abandonados en cunetas, dentro de sus casas o granjas. Muchos aparecían colgados, otros con un proyectil en la cabeza. Algunos habían sido estrangulados y otros perecieron despeñados. Las autoridades aliadas que ocupaban la zona hacían caso omiso, y aparte de proceder a la retirada de los cadáveres, se mostraban remisos a iniciar investigación alguna; las heridas de la guerra eran tan recientes e intensas que habían anestesiado todo el aparato judicial.
La Brigada Judia en Treviso en un discurso de Abba Kovner |
A poco que hubieran investigado habrían reparado en que todas las victimas pertenecían a ciudadanos de las antiguas potencias del Eje. Sujetos aparentemente sin relevancia pero con una historia sucia a sus espaldas; todos habían servido a la maquinaria de exterminio del Tercer Reich. Personas anónimas e insignificantes pero sin cuyo concurso el sistema nazi no hubiera podido prosperar ni mantenerse. Los peones que hicieron posible el funcionamiento de los campos de concentración: ejecutores de baja estofa, guardianes de los campos de concentración inmoderadamente crueles, oficiales de grado medio de las SS que habían conseguido eludir sus responsabilidades, chivatos de la Gestapo, miembros de las temidas Einsatzgruppen -mas o menos unidades de asesinos móviles, nazis fanatizados-. También operarios de las cámaras de gas que utilizaron a discreción el temido Zyclón con el que se gasearon a tantos miles de personas, o eficientes civiles que habían participado en la ingente depredación de los bienes de las victimas.
Localización de Treviso. |
A finales de la guerra, la Brigada de Infantería Judía, adscrita al 8 Ejercito Británico, se había instalado en las proximidades de Treviso. Estaba formada por elementos judíos dispersos originarios de las Islas británicas y otros países de la Commonwealth, de Oriente Medio y otras 40 nacionalidades más. El alto mando aliado había decidió bloquear el acceso de la unidad a territorio alemán y austriaco debido a la fuerte implicación emocional de sus miembros, temerosos de que estos, a la vista del alcance que el genocidio judío estaba alcanzado conforme los aliados liberaban los campos de concentración, pudieran verse impelidos a tomarse la justicia por su mano. Lo que como unidad de guerra no pudieron conseguir sí lo hicieron de forma individual, es decir, la proximidad de la frontera austriaca permitió a muchos miembros de la Brigada verificar personalmente el terrible alcance del exterminio judío realizado por los nazis y sus aliados. Los elementos más activos de la Brigada deciden pasar a la acción. Apoyados en los servicios de información británicos y norteamericanos, constituyen los primeros escuadrones de la muerte de la posguerra, dispuestos a aplicar el principio bíblico del ojo por ojo. Se autodenominan “venganza” Nokmim.
Situación de Stalag 13 en el mapa. Nokmim quiso envenenar a 15.000 SS ingresados en el mismo. |
Disfrazados de policías militares y utilizando camiones a los que habían embarrado las matriculas, pasan a Austria. Allí, merced a la información obtenida de un matrimonio nazi que les confiesa haber participado en el holocausto y a cambio de su vida, obtienen una lista de personas que se han significado por su intenso compromiso con el régimen, bien como militares o en retaguardia como civiles. Las siguientes semanas aparecerán decenas de cadáveres, en un área de unos 5.000 kilómetros cuadrados en torno al área de Treviso.
Entre los primeros miembros de este grupo habrá importantes elementos del futuro Mossad, así como del ejército israelí. De forma que ambas instituciones quedaran marcadas por la impronta de los Nokmim (“Vengador”). Será solo el principio de una larga serie de acciones al margen de la ley durante la postguerra, destinadas a vengar la muerte de millones de personas. La venganza terapéutica, como se refirió a ella uno de sus protagonistas. Y no sería la peor, porque sus planes pasaban por la aniquilación de millones de alemanes. De ello nos ocuparemos en la siguiente entrada