Imagen: Mahmud al Mabhuh dirigente de Hamas |
El gas cloro y gas mostaza, fueron generosamente distribuido sobre las trincheras de la I Guerra Mundial. A estos les paso como a los tártaros, que escupieron para arriba (ver Los Venenos (V): Nada es veneno. Todo es veneno). Los contendientes no tuvieron mas remedio que ponerse todos de acuerdo para prohibirlos, y no por razones humanitarias; su uso indiscriminado amenazaba con exterminarlos a todos. Sadam Hussein, el lider iraquí derrocado por los Estados Unidos, también lo utilizó en su guerra contra el Iran de Jomeini. Y también en el episodio de gaseamiento de los Kurdos, que dejo sembrada la ciudad de Halabja con más de 7000 cadáveres que parecían maniquíes, aunque materialmente la ciudad no sufriera daño alguno. Sadam no le hacia ascos a nada, también tenía tratamientos personalizados. Así murieron cientos de opositores iraquies directamente envenenados o engañados hasta su último momento por el llamado “brindis de la muerte”, un traguito para olvidar los malos ratos al que eran invitados por sus carceleros y que les mandaba al otro mundo. De esta forma murió Majidi Jehad, a quien se le ofreció zumo de naranja, o Salwa Bahrani a la que se le proporcionó un yogurt envenenado.
Soldados de la I Guerra Mundial sometidos a la inhalación de gases para comprobar sus efectos en el cuerpo humano |
Los japoneses durante la guerra con China también utilizaron a sus vecinos como cobayas: ántrax, viruela, peste bubónica. Infestaron deliberadamente con una variada selección de tóxicos a sus víctimas y después se sentaron a esperar para observar sus efectos. Ni que decir tiene que la práctica totalidad de estas perecieron. Bombardearon también ciudades con recipientes cerámicos portadores de peste bubónica. Una delicia de programa de entretenimiento que pretendían hacer pasar como proyecto científico. China, con una historia imperial que se remonta prácticamente a la Edad de Piedra podía ser un filón ¿Cuantos Emperadores murieron envenenados? Es más ¿Cuantos Emperadores legítimos hubo en China? Para no perdernos en esta maraña temporal repararemos en la Emperatriz viuda Cixi. Concubina del Emperador, gobernó China a caballo entre el siglo XIX y XX y el cine la dibujó con rasgos inquietantes en la película 55 días en Pekín. En el ojo del huracan de la intrigante corte imperial perdió a su hijo, el heredero, oficialmente por sifilis, aunque fue acusada de ser la responsable de su muerte. Su sobrino, Guangxu, fue el elegido, pero falleció inesperadamente tan sólo 22 horas antes de que lo hiciera su tía Cixi. La identidad de su asesino ha sido un misterio y la causa de su muerte también. Al parecer, el penúltimo Emperador de China murió envenenado por arsenico ya que sus cabellos presentaban, tras análisis forense, una concentración superior a 2000 veces la habitual en un ser humano (China daily). La emperatriz viuda Cixi no murió sola, Dai Yi, un historiador especializado en la dinastia Qing, sostiene que la Emperatriz ordenó su muerte.
Si saltamos al siglo XIX pues encontramos también a los confederados en la Guerra Civil Americana lanzando animales muertos sobre pozos de agua potable o sobre las posiciones enemigas. Así mismo sorprendemos a los soldados ingleses comerciando pacíficamente con los indios americanos, intercambiando mantas…….mantas infestadas con viruela.
Guangxu. Penúltimo Emperador de China. Murió envenenado por arsénico |
El general japonés Shiro Ishii. Criminal de Guerra. Creó en 1932 el Escuadron Togo, responsable de experimentos químicos con humanos en Manchuria |
El vietcong utilizaba trampas formadas por palos afilados, cuyos extremos habían sumergido previamente en heces con el fin de causar infecciones que agravaran las heridas producidas por los mismos. Aunque esto es pecata minuta, vista la saña con la que EE.UU se estaba empleando con su país. Y de los últimos archivos desclasificados de la II Guerra Mundial nos llegan dos primicias: la primera, el estudio que hicieron las potencias aliadas para utilizar ingentes cantidades de dardos envenenados con gas mostaza sobre las fuerzas alemanas (1941 y 1945 en la base de la investigación Porton Down en Wiltshire). Con el objeto de acortar la duración de la Guerra, esta suerte de nube asesina sería lanzada desde aviones o con proyectiles de artillería, lo que garantizaría el exterminio del enemigo pero mantendría indemnes los bienes materiales, aunque no así el ganado que también perecería. La segunda tiene que ver con el conocido uso que daban los alemanes a su producción de gases, dándoles salida a través de los campos de concentración exterminando judíos. Por cierto, cuando terminó la II Guerra Mundial, sionistas radicales se tomaran la revancha. Diseñaron una venganza sobre el pueblo alemán a la altura del sufrimiento padecido por los judios y establecieron dos planes: una opción A, que consistía en envenenar las aguas de varias ciudades alemanas (Hamburgo y Nuremberg) significadas por su vinculación al régimen nazi. Y una opción B, que consistía en el envenenamiento de soldados y oficiales SS retenidos por los aliados en campos de concentración. El grupo fue encabezado por un antiguo partisano llamado Abba kovner. Este revela todo su plan a las organizaciones de resistencia judía que lo rechazan, y tras viajar a Israel y entrevistarse con Haim Weizman, el primer presidente de Israel al que sólo informa de sus planes sobre los prisioneros SS y no su intención de envenenar los cauces fluviales, obtiene una ayuda indirecta. Pero todo el operativo fracasa cuando el veneno estaba a punto de llegar a Francia. Pasan al segundo plan: 15000 presos SS encarcelados en campos por los americanos. Fabrican el veneno en París y tras introducir a tres miembros en el campo de concentración, que se hacen pasar por panaderos, envenenan los panes que se sirven en el rancho. El resultado miles de SS envenenados. Los médicos americanos son incapaces de atender a tanto enfermo. El número real de muertos es silenciado.
Víctimas Kurdas en el norte de Iraq tras ser gaseada la zona por fuerza afectas a Sadam Hussein |
A los judíos nunca les ha temblado la mano desde entonces, puede que en esa capacidad resolutiva les vaya su supervivencia y hayan acudido al veneno como a un arma más. Su última víctima, el dirigente del movimiento islamista palestino y miembro de Hamas; Mahmud al Mabhuh en una habitación de un hotel en Dubai. Inyectándole una droga que le produjo inmediatamente un ataque cardíaco. Y decimos el último a riesgo de equivocarnos, esas guerras latentes son un semillero de víctimas sin sangre.